Si viajar a Marruecos en moto es de por sí una gran aventura, explorar la zona más desértica a través de carreteras y pistas de tierra es como estar dentro de un sueño inolvidable. Los paisajes son muy extremos con fuertes contrastes entre montañas nevadas y extensas planicies con apenas vegetación, palmerales y huertas llenas de vida, profundos cañones esculpidos por ríos. Y a pesar de ver todo esto, no es hasta llegar a Merzouga cuando el viaje cobra todo su sentido. La calma entre las dunas, los colores, las noches llenas de estrellas y la música tradicional en medio del desierto culminan un viaje de los que engrandecen el alma. Además no podemos perder la oportunidad de charlar con la gente a este lado del Atlas, su forma de vivir nos demuestra que la vida es otra cosa.

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